Me gustaría plantearos esta pregunta cómo profesionales de la educación y padres que somos, seremos o podríamos ser.
Os contaré un suceso reciente. Actualmente estoy dando clases de refuerzo a niños de primaria y ESO. Siempre que me tengo que comunicar con ellos, por el cambio de alguna clase o cualquier cosa, aunque tengo algún teléfono móvil de mis alumnos, lo comunico al de los padres.
Pues bueno, tengo un alumno de ESO que ha suspendido varias asignaturas y sus padres le han retirado el móvil hasta nueva orden. Mi sorpresa es que me lo comentaron sus padres y al día siguiente me envía un mensaje desde su móvil para decirme que si podía traer matemáticas porque tenía un examen y tenía dudas, y además viene a clases con el móvil en la mano.
Con esto abro debate…
Tutor/a de formación sanitaria especializada 
Mi opinión es que los padres de hoy padecen de «sobreproteccionismo». Yo aunque educo a alumnos de más de 30 años, y no lo vivo así, lo vivo con mis hijas y los padres de ambas clases. Me quedo horrorizada como hablan de la culpa del profesorado, sin pensar en que la culpa de lo que cuentan empieza en casa con sus hijos.
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Bueno, como sabemos, lo de generalizar quizá conlleve un etiquetado que no incluya la diversidad de familias ni de maneras de hacer diferentes… podríamos hablar de parece que, en la experiencia que vivo en el aula, en el día a día, en mi grupo de 30, ocurre X… porque si no, de un universo pequeño, de 30, generalizar a lo que hoy en día «padecen» los padres…. uy… no sé… de cualquier manera, es un debate muy interesante, dado que el impacto en los menores, en su desarrollo, es vital… 😉
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En efecto, no se puede generalizar, pero abundan las evidencias para pensar que se está siendo demasiado permisivo con los hijos. Cada generación tiende a compararse con la anterior y a encontrar elementos para marcar la distancia. En esta cuestión esas diferencias están ahí y nos llevan a pensar que resulta difícil establecer normas ante los hijos y ser consistente con ellas. No se trata de ser autoritario, pero sí hay que saber fijar limites y mantenerse firmes. Es una cuestión de educación y de responsabilidad.
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